De Palermo a una chacra con casa de barro para vivir en contacto con la naturaleza
En
2010 Carla Weimberg y Juan Laso decidieron mudarse a Canning pensando
en la crianza de sus hijos.
En un enorme terreno levantaron una vivienda
con materiales que reciclaron. También armaron una huerta de la que se
proveen a diario y enseñan yoga.
Los
Laso, a pleno en "Las Tierras de Avalon", el lugar en el mundo que
ellos mismos crearon en la zona de chacras de Canning, en Ezeiza.
El
nacimiento de su primera hija Jazmín los motivó a realizar un radical
cambio en sus vidas. Juan Laso (38) y Carla Weimberg (41) son los dueños de tres hectáreas y media en Canning a las cuales nombraron “Las Tierras de Avalon”.
Ellos, junto a sus hijas Jazmín (8), Cielo (4), Melisa (3) y Flora (3)
viven en medio de la naturaleza en una casa ecológica.
“Usamos mucho el reciclado para la construcción: barro, botellas para las paredes, vidrios que tal vez los encontramos tirados,
que podemos salvar una parte, ventanas que hemos recibido, puertas,
pedacitos de espejo de azulejos, todo nos sirvió”, cuenta Carla.
La huerta orgánica de la chacra, de donde Juan saca gran parte de los alimentos que consume su familia.
Las paredes están hechas de materiales naturales: tierra trabajada con bosta, paja y arena. Eso
se mezcla y es un proceso para poder construir para que quede una pared
firme. Ramas y palets son los encargados de darle estructura de la
pared. “Para la entrada de luz se puede usar parabrisas rajados.
Así
también encontramos bañaderas, de esas antiguas que la gente saca y
cambia por una nueva, también piletas de lavadero. Son deshechos de la
ciudad, uno los puede aprovechar”, señala Juan.
Los rodean tres perros, gallinas, patos, pavos reales, una llama, una oveja y un poni.
Además, tienen su propia huerta orgánica de donde sacan la comida de
todos los días. “Hace siete años que estamos acá. Nos llevó un año
construir, y el espacio sigue en proceso de desarrollo”, agrega Juan.
“Las
Tierras de Avalon” es un proyecto que surgió a lo largo de la vida de
Juan y Carla a través de viajes, de estar en contacto con la naturaleza,
de conocer la Argentina y otras maneras de vivir.
El salón de yoga de "Las Tierras de Avalon". Allí dan clases y enseñan técnicas de relajación.
Pudieron
hacer travesías en donde enseñaban yoga tanto en la provincia de Buenos
Aires, como en Córdoba y Entre Ríos. “Juntos empezamos a organizar
viajes yóguicos. Hicimos 30 en total.
Proponemos su práctica más allá de
las clases, para la vida cotidiana. Invitábamos a la gente a vivir el
yoga desde la alimentación, el descanso, el contacto con la naturaleza,
la convivencia en grupos con energías afines”, asegura Juan.
La pareja vivía en el barrio de Palermo, donde Carla era profesora de danza y Juan profesor de yoga, de teatro y actor.
“Soñábamos con un lugar que tenga un salón de yoga, una cómoda cocina donde pudiéramos preparar comida natural. Queríamos armar un lugar en función de seguir este proyecto como anfitriones”, detalla Carla.
Las
botellas incrustadas en las paredes de barro son algunos de los
detalles de la decoración de la casa principal en "Las Tierras de
Avalon".
Juan y Carla siguen dedicándose a lo mismo que hacían en Palermo pero en otro entorno y con una propuesta más integral.
“Esta es una forma de vida que fuimos desarrollando, eligiendo, y que pudimos plasmar en este lugar, en este terreno.
Ofrecemos clases, retiros en la naturaleza ya sea organizados por
nosotros o un espacio que otros profesores pueden alquilar para
organizar sus propios retiros, ya sea de yoga o de terapias
alternativas, chamanismo, arte”, remarca Juan.
La
pareja también ofrece temazcales (baños de vapor mexicanos) y productos
de su producción como miel, algunos vegetales y huevos. Tienen una
huerta orgánica.
“Nosotros comemos lo que producimos. Somos vegetarianos pero nuestras hijas comen carne en la escuela”, añade Juan.
El
tío de Juan fue quien les vendió el terreno. “En una época esta zona
era olvidada, nadie la quería, no se conocía mucho. Ahora las tierras de
Canning se revalorizaron”, asegura. Apostaron por algo sustentable, no pensaron en construir todo, vender y subdividir.
Sino en poder sostener un espacio donde las personas que van pueden
estar en un espacio libre, amplio con árboles y pasto.
Se mudaron cuando
nació su primera hija, Jazmín. “Fue el impulso originario de querer
criar a nuestra hija en un ambiente natural, cambiamos completamente
nuestro estilo de vida”, detalla Carla. Lo
que inspiró a estos profesores de yoga a realizar este cambio fue el
movimiento que incluye la construcción natural, como también la
agricultura orgánica, la crianza consciente yla dedicación a sus hijas, al poderles enseñar cosas que no aprenden en la escuela. “Es un sueño y lo estamos cumpliendo”, coinciden para cerrar. fuente
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